Emprender la tarea de compilar, ensamblar y publicar una fracción de los escritos a los que Néstor Luis Vadillo dedicó gran parte de su vida ha resultado, para mí, tan difícil como gratificante. Tan delicado trabajo podría ser inscripto en el registro, siempre intenso, del entusiasmo y la pasión.
Amistad, historia, fotografías, palabras interrumpidas por un café que per- manece tibio, son solo formas de nombrar lo inefable que liga mi vida con la de Néstor; aquellas cosas que no fueron escritas, pero que posibilitan e impulsan hoy este respetuoso atrevimiento. Cabe agregar que esta publicación tiene la intención tanto de respetar lo dicho, como así también de compartirlo con los lectores actuales y las generaciones por venir. Tal era el deseo de su autor: escri- bir una historia junto a la historia de los otros.
Quisiera remarcar que la excepcional tarea acometida por mi amigo Néstor no fue para nada fácil, ya que el trabajo de armado de las bases y lineamientos históricos de Carcarañá y su entorno lo realizó, la mayor parte del tiempo, en- tre sus múltiples silencios, investigando, escribiendo, leyendo incansablemen- te, sábados y domingos. El resultado de su operación nos brinda no menos de seis libros voluminosos repletos de datos, entrevistas, opiniones personales y artículos varios relacionados con el tema de estudio. Dado que el autor, como diría Yupanqui, partió hacia el silencio hace no menos de tres años, y ya no se encuentra físicamente para seleccionar y comprimir el vasto material producido, me propuse realizar, de acuerdo a las interminables coincidencias que mantuvi- mos, una primera compilación bibliográfica, con los agregados necesarios.
Por último, este volumen se acompaña de un archivo fotográfico que fue pacientemente construido por Néstor y quien suscribe. Las imágenes se acom- pañan con algunas aclaraciones y comentarios, no siendo estos definitivos, con lo cual, establezco una tácita invitación al lector para que, en base a sus conoci- mientos, nos ayude a seguir ensamblando y enriqueciendo la historia de nuestro pueblo.
Pensamos que la historia no es el pasado; más bien, es lo pasado siempre que sea pasado. Lo que pasa una generación a otra vive, perdura de una extraña manera, inmortal, perpetuado en un espacio-tiempo sin tiempo, que nos habita a todos.
Octubre de 2009